La Inteligencia Artificial es uno de los mayores avances informáticos de los últimos años. A grandes rasgos, podríamos decir que la IA es una rama de la informática utilizada para diseñar programas que sean capaces de razonar, aprender, tomar decisiones, procesar imágenes y entender lenguajes como los humanos. Sus aplicaciones en el mundo empresarial son múltiples, y a medida que se vaya perfeccionando y sofisticando serán aún más.
A estas alturas seguro que muchos estamos más familiarizados con una Inteligencia Artificial de lo que pensamos. Siri, Alexa o Cortana son unos asistentes de voz basados en IA. En Estados Unidos, según Nielsen, el 24 % de los hogares cuenta con un altavoz inteligente como Google Home o Amazon Echo.
El texto predictivo de Google también está basado en Inteligencia Artificial, así como las recomendaciones de otros productos en los e-commerce como Amazon, el reconocimiento facial de nuestros móviles y lo que nos aparece en nuestras redes sociales (en efecto: detrás de Facebook o Instagram hay toda una maquinaria inteligente seleccionando los contenidos para que tengamos una experiencia a medida).
Aplicaciones empresariales de la Inteligencia Artificial
Como vemos, las aplicaciones de la Inteligencia Artificial son muchas. Pero ¿cómo pueden beneficiarse las empresas de estos avances? ¿Está solo al alcance de las grandes, como Google, Apple, Amazon o Facebook? Por supuesto que no. Aunque ahora nos suene lejano, sus aportaciones en el tejido empresarial son variadas, por lo que estudiar algún programa relacionado con la IA puede abrirte muchas puertas a corto y medio plazo. A continuación, algunas aplicaciones en la empresa:
Análisis de datos. Vivimos en la edad dorada del dato. Las empresas toman decisiones en función de un exhaustivo análisis del Big Data que recopilan. Con estos datos se recoge información muy valiosa, por lo que se tienen que gestionar, ordenar y analizar antes de planificar una estrategia. Un buen análisis es el primer paso para llevar a cabo una exitosa campaña.
Apoyo a equipo humano. Es cierto que el desarrollo de la Inteligencia Artificial terminará con algunos puestos de trabajo, pero también lo es que estos sistemas pueden ayudar a los empleados y servirles como apoyo en algunas tareas. Tras un estudio y análisis del entorno, un buen equipo de IA puede ofrecer información muy valiosa a un trabajador. Por ejemplo, a la hora de tratar con clientes. Un robot puede analizar los diferentes perfiles y hacer recomendaciones y propuestas a los gestores humanos.
Atención al cliente. Los chatbots son cada vez más comunes, sobre todo en los e-commerce. Estos programas ofrecen un servicio de asistencia virtual completo y en tiempo real. Generalmente, la conversación se mantiene mediante texto, aunque también existen modelos multimedia. Algunas compañías se esfuerzan en perfeccionar sus herramientas digitales de atención al cliente para hacerlas más eficaces, propiciar un trato más directo con el cliente y reducir los tiempos de espera.
No repetir errores. El machine learning –la capacidad de las máquinas de aprender del entorno y de la experiencia– permite a los sistemas informáticos registrar errores y asegurar que estos no se repitan en el futuro. Es decir, idean las estrategias más rápidas y eficientes según cada tarea y objetivo marcado.
Ahorro e innovación. Gracias a la IA y la automatización de procesos, la empresa se ahorrará tiempo, lo que se traduce en una reducción de costes. Con un menor esfuerzo, la empresa agiliza su ritmo de trabajo y abarca más actividades. Y como consecuencia del ahorro de tiempo, las empresas dispondrán de más recursos temporales y monetarios para focalizarse en algo fundamental como es la innovación. Las máquinas se dedican a las tareas más monótonas y el equipo humano se centra en el plano creativo.