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Business Agility: ¿un cambio de mentalidad o estructural?

Internet de las Cosas, Inteligencia Artificial, Cloud Computing, etc. Son muchas las tecnologías que tienen a su alcance las compañías. Hay muchos caminos. Algunos conducirán hacia el éxito; otros, a un abismo. Saber escoger e implementar la tecnología adecuada para atender a los clientes y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado, que cada vez se suceden con mayor celeridad, es la esencia de Business Agility.

Pero no consiste únicamente en adoptar la última tecnología y seguir con el negocio como si nada. Business Agility es un cambio de mentalidad, que consiste en transformar a las personas y la cultura empresarial, siempre teniendo en mente al cliente. Y, por supuesto, este proceso –que, por lo general, dura años– ha de hacerse de manera económica y productiva, sin erosionar la calidad del producto o servicio final.

Business Agility: romper con lo establecido

Nos encontramos en un momento en el que la disrupción tecnológica rompe con lo establecido. La tecnología transforma modelos de negocio de manera íntegra a la vez que genera otros tantos nuevos. Es imprescindible ser ágil en un entorno marcado por la competencia y la globalización. Si una empresa es perezosa a la hora de implantar nuevos cambios tecnológicos, es más que probable que a miles de kilómetros de distancia una corporación esté alzando el vuelo y preparándose para seducir a sus clientes.

Business Agility es un movimiento global y transversal, pues todos los sectores y cualquier empresa, sin importar el tamaño, se ve afectado por la disrupción tecnológica. Sin embargo, las compañías más grandes son las menos ágiles. Y tiene sentido, pues a mayor número de áreas, de empleados, de clientes, etcétera, mayor es el grado de complejidad a la hora de implantar nuevos procesos y revisar los anteriores.

Según un informe elaborado por Accenture y Solutions IQ, los beneficios más para las organizaciones que informan niveles más altos de Business Agility incluyen: aumento de ingresos, acciones de mercado y reconocimiento de marca, tiempos de respuesta más rápidos y ofertas de mayor calidad, mejora en las relaciones con los clientes y mayor transparencia y compromiso con los empleados.

Aquellas empresas que no sean ágiles y no se amolden a los cambios tienen, por desgracia para ellas, los días contados. Las compañías que no hayan cambiado de mentalidad deberán hacerlo rápidamente. Por suerte, existen varios programas especializados en Business Agility en el mercado que dotarán de herramientas a todos aquellos que quieran agilizar sus procesos y no quedarse fuera de la Cuarta Revolución Industrial.